Me he especializado en la salud de las mujeres por dos
razones: una, porque la mujer sigue siendo la cuidadora del núcleo familiar y
responsable del bienestar de sus miembros; y dos, porque trastornos típicos de
la mujer son muy invalidantes e impiden el despliegue de todas las facetas del
ser femenino.
Todos los trastornos son limitantes, molestos y a veces
también peligrosos. Pero la salud de los órganos reproductivos de la mujer
expresa su fabulosa esencia de ser femenina: hay que cuidar y mantener sana la
energía creativa que emana y que lo impregna todo.
Una vez en desequilibrio, la energía femenina limita muchas
funcionalidades físicas, resultando en trastornos como inflamación,
endometriosis, infertilidad, ovarios quísticos, miomas, fibromas y cáncer.
Todas las molestias limitan también a la mujer en sus
emociones, en su evolución como persona y retroalimentan los trastornos
físicos.
El gran objetivo: mantenerse en salud durante toda la
vida
Lo ideal sería empezar ya durante el embarazo, para que el bebé se
desarrolle lo mejor posible y esté libre de influencias negativas. Mantenerse en salud significa, ante todo, concienciación y autorresponsabilidad y el seguimiento de algunas reglas básicas:
- Disfrutar
de una alimentación equilibrada y más vegana posible.
- Renunciar
a hormonas sintéticas (anticonceptivos, terapia hormonal sustitutiva…).
- Renunciar
a vacunas y a medicación alopática.
- Evitar
tóxicos como aluminio y otros metales, y sustancias como fenoles, ftalatos, nitratos…
- Renunciar
a hábitos nocivos como alcohol, tabaco, drogas.
- Practicar
regularmente alguna actividad física.
- Dedicarse
tiempo a sí misma.
- Dar
rienda suelta a la creatividad.
- Planificar
pausas a lo largo del día y garantizar un sueño reparador.
- Mantener
una relación de pareja satisfactoria y estable.
Para cualquier problema de salud, es preferible
intentar solucionarlo primero con tratamientos no invasivos y naturales. |
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